¿Porque los latinos son una gran y a veces una difícil bendición a la Iglesia local europea?
He oído de pastores y misioneros que ministran en países de Europa, que los Latinos Americanos son una gran bendición para la iglesia local, pero a la vez son una comunidad que en lo general no logra asimilarse totalmente y pueden llegar a ser motivo de preocupación. Estoy consiente de lo que escribo, y se que suena fuerte y un poco injusto, porque sé que lograr asimilarse a una cultura totalmente es imposible, este fenómeno solo ocurre con la segunda o tercera generación de inmigrantes. Sin embargo, también, he visto y visitado iglesias donde la fusión de cristianos locales y de los que vienen del Continente Americano es un testimonio poderoso para la comunidad local y de ellas hay muchas para la gloria de Dios.
Tengo una pasión por las misiones y por entender las culturas. Nací en Santiago de Chile, de padre chileno protestante y de madre católica. Fui bautizado en la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile. Nací en un hogar donde desde pequeño fui expuesto a relacionarme con personas de otros países. Mi padre trabajo por muchos años en la estación de NASA de Chile, además cuando a los principios de los años 80 los barcos de Operación Movilización visitaban el puerto de Valparaíso, mis padres traían a casa voluntarios del barco, ya sea del M/V Doulos, Logos y luego en los 90 el Logos 2, el cual fue mi casa por casi tres años.
Durante mi adolescencia vivimos por casi un año en New Jersey, USA y fue allí donde experimente cambios muy fuertes en términos culturales, fue un choque cultural que cambio mi manera de pensar. Cuando volvimos a Chile, yo sabia que tenia que reentrar a mi cultura y fue difícil, también presentía que en algún momento de mi vida dejaría Chile.
Fue en 1990 donde experimenté un cambio radical, tuve un encuentro con Dios en una Iglesia de corte misionero poco visto en Iglesias cristianas en Chile. Todo esto cambio el rumbo de mi vida, solo a 6 meses de este encuentro ya estaba involucrado en misiones y en 1992 me embarque en el barco Logos 2. Fue allí donde conocí a la que es hoy mi esposa, ella es inglesa y hoy tenemos una familia de dos varones y dos princesas, todos nacidos en Irlanda del Norte. Somos una familia transcultural.
Llegamos a esta isla en 1995, donde estudiamos teología. Durante los años 2000 y 2003 vivimos como misioneros en España, Madrid y regresamos a Irlanda del Norte a mediados del 2003 y desde entonces hemos vivido aquí. Hoy soy ministro de la Iglesia Presbiteriana en Irlanda. Siempre he estado involucrado en misiones, y como pastor, me considero un pastor misionero. Pertenezco a tres consejos ejecutivos misioneros como MAP, Sociedades Bíblicas Unidas y Consejo de Misiones de la Iglesia Presbiteriana.
En enero del año pasado tuve la gran bendición de volver a España por solo cuatro días, fuimos a visitar a nuestros misioneros que trabajan en Bilbao. Fue un reencuentro con un país y una gente que llevo en mi corazón y la bendición de predicar en la Iglesia Bautista de Bilbao fue muy grande y luego en la tarde en una pequeña iglesia en el puerto de Bermea fue una experiencia que no olvidare.
En esta corta visita me pude dar cuenta de algunos problemas de asimilación aún existe en los hermanos que vienen del continente americano y las iglesias locales. Esto lo viví personalmente, cuando vivimos en Madrid. La única diferencia es que no veníamos desde Latinoamérica sino de Irlanda, pero vivimos y ministramos con hermanos y hermanas españoles y con la bendición de tener a hermanos y hermanas del continente americano. Incluso participamos de una plantación de Iglesias con un equipo formado de españoles, argentinos y chilenos.
No estoy hablando de misioneros, de pastores, sino del pueblo de Dios que dejo sus países y se radicaron en Europa, llegando, como dije, a ser una gran bendición a la iglesia local, pero a la vez si no hay un entendimiento bíblico de quienes somos en Cristo, es decir si no tenemos claros cual es nuestra identidad un Jesús, podemos correr el riesgo de no ser entendidos, y esto es mutuo con el pueblo de Dios que ya lleva muchos años, sino siglos en Europa.
Hay que dejar algunas cosas claras, las culturas latinoamericanas que comparten un mismo idioma, que es el castellano, no es la misma que la cultura española, lo mismo pasa con los que tienen como lenguaje el portugués. Tenemos cosas que compartimos, pero somos distintos en muchos sentidos. Este mismo sentir, se ve en la vida cotidiana y también en las iglesias.
Déjame dar un ejemplo que lo vivimos personalmente. Tuvimos la gran bendición de vivir nuestros primeros meses en Madrid capital, y muy central. Teníamos el mercado solo al cruzar la calle y el metro a una cuadra. A veces uno es muy ingenuo y por entender la cultura uno no se da cuenta de detalles que son importantes y que pueden a veces hacernos cambiar. Cada vez que yo iba a comprar al mercado y hablaba con un acento chileno no me entendían y la comunicación era un poco compleja, es decir el trato no era el mejor. Cada vez que mi esposa y yo íbamos al mercado y hablamos en Ingles y yo traducía con un acento mas internacional el trato cambiaba para mejor. Entonces decidí cambiar mi acento totalmente a un acento madrileño, yo quería hacerme entender, mi misión era de asimilarme lo más posible y así desde esa posición poder alcanzar a muchos, no solo aun sector, si no a todos. No me importo no usar mi acento, no me importo lo que amigos, incluso familia digieran, sino que lo que me importaba era lo que el Señor pedía de mí, poner en el altar mi orgullo era una tontería, ya que mi orgullo fue crucificado con Jesús. Cuando entiendes quien eres en Cristo el acento no importa. 1 Corintios 9:20-22 Pablo dice que “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”. RVA60
¿Cuál es mi objetivo en todo esto? Es poder animar y tener una reflexión teológica, dinámica de quienes somos en Cristo y como esta visión nos puede ayudar a vivir como testigos donde residimos, adoramos y donde por la gracia de Dios podemos ser discípulos de Jesús.
Ese domingo en enero, en Bilbao, predique de la primera carta de Pedro y creo que es allí donde he encontrado como vivir como un cristiano expatriado. Lee lo que dice Pedro en los primeros versos de su carta, y pregunta al Señor ¿que significa ser un expatriado discipulo de Jesus?.
Pedro, apóstol de Jesucristo; a los expatriados de la dispersión en Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos conforme al previo conocimiento de Dios Padre por la santificación del Espíritu para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre: Gracia y paz les sean multiplicadas. (1 Pedro 1:1-2, RVA15)
No, soy de aquí, no soy de allá, soy de Cristo.
One response to “No soy de aquí ni soy de allá”
Gracias SEÑOR por DARIFE, es tu hijo, solo alabarte y darte todo el honor a TI